«Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’,
así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia
y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer.
Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la
valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo
de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre
a la mujer sin miedo»

La golpeó,
puso en fierro en su pecho
mató,
la esperanza de un hecho
inventó,
un futuro deshecho.

Salio así
su bravura, cobarde, infernal
triste mente aceptada, normal
hizo de eso un defecto.

Generó,
movimiento violento en su ser
nunca más
pudo ella volver
fue el silencio en esencia.

El valor
y el amor
todos juntos pudieron ganar
chau, adiós
agresor.

Y voló
siempre al viento le toca un adiós
hay tormentas que quedan, que están
en la arena no vive
pero puso amor
a la vida
a ella misma el dolor
el problema tiene solución
es que a gritos lo piden

El valor
y el amor
todos juntos pudieron ganar
chau, adiós
agresor.

Puso un fierro en su pecho
mató,
la esperanza de un hecho
inventó,
un futuro deshecho.